Hacer 1 de los cruces de La Cordillera de los Andes en bici es el plan perfecto, la naturaleza , lo inhóspito, el desafió. Unir dos países divididos por una gran cadena de montañas, lograr llegar hasta sus picos para luego descender en una vertiginosa bajada de felicidad y vientito en la cara. Seria una propuesta fascinante.
Pero hacer los 43 cruces de La Cordillera de los Andes, eso entonces tendría que ser ufff…..
¡¡¡Nuestro plan!!!
Antes de terminar el viaje, muucho antes de llegar a La Quiaca ya habíamos comenzado a idear un nuevo proyecto…rutas, mapas, geografía infinita y la bici, siempre la bici…. Alaska, India, Brasil, las alternativas eran abrumadoras y ya contábamos con lo necesario para lograr cualquier nuevo objetivo. La capacidad de creerlo posible.
Así que había que tomar una decisión, comenzar por algún punto en el mapa, para luego unirlo a otro y otro y otro mas.
Inmediatamente lo primero que hicimos fue pensar en las experiencias que nos había regalado el viaje¿Que era lo que mas habíamos disfrutado?¿En que tipo de lugares nos gustaba pedalear?. Y en forma automática se nos venían a la cabeza las imágenes de la estepa, enorme y desolada, los caminos rumbo al Abra del Acay con sus subidas imposibles y paisajes irrepetibles, la inmensidad de la naturaleza en aquellos lugares donde el hombre es un simple invitado.
Durante el recorrido por la 40 habíamos notado que cuando mas nos acercábamos a la Cordillera los lugares se iban tornando irreales, entre volcanes, desiertos rojos, lagunas color esmeralda, grandes distancias cubiertas por sal o flamencos rosados. Nosotros quedábamos hipnotizados ante tal despliegue, estudiábamos las formas de las rocas y nos creíamos los primeros seres vivientes de un mundo que recién había empezado a crearse.
Pero por ese entonces nuestro objetivo era la ruta 40, así que rápidamente renunciábamos a los maravillosos Andes y volvíamos al plan trazado, que nos alejaba de aquellas cumbres para regalarnos muchas otras.
Hasta que aquel objetivo se logro y otro empezó a nacer y para ese momento ya teníamos muy claro que era lo que queríamos.
Queríamos pedalear inmersos en la naturaleza, queríamos hacerlo con subidas que te quitan el aliento literal y poeticamente hablando, queríamos el cansancio feliz de lo logrado al terminar el día y que la vía láctea se nos caiga en la cabeza por las noches, queríamos aprovechar la suerte de vivir pegados a uno de los cordones montañosos mas bellos del mundo, poder descubrirlo y ser parte de el.
Queríamos definitivamente hacer los 43 Cruces de La Cordillera de los Andes.
Ya teníamos la idea, ahora solo quedaba comenzar a construir el feliz y trabajoso camino de volverla real. Y así como todo lo que nace de a poquito fue tomando forma propia, con nombre, rasgos y personalidad.
Entonces hoy con el semblante del orgullo y entusiasmo en la cara, como cualquier padre en alguna salita de espera. La presentamos al mundo, para que finalmente termine de dar a luz.
.
¿Queres hacer algún cruce? Mira las Guias:
[ssba-buttons]