Nuestro paso por Tierra del fuego

Tierra de Fuego fue el comienzo. Con todos los nervios y expectativas que eso significa.

Acostumbrarse física y psicologicamente a la bici con la cual vas a compartir horas, días, meses continuos. Que el asiento, el manubrio yyyy.. ¿cuantos kilómetros faltan?…

La Ansiedad, enemiga del disfrute, de pronto te encontras nervioso, incomodo, cansado, la cabeza no para de generar preguntas y el cuerpo se transforma en una gran masa pesada de incertidumbres..

¿encontraremos un buen lugar donde dormir?¿y si cae la noche?¿lloverá?¿tenemos suficiente agua y comida? etc,etc,etc…

Y el cuenta kilómetros que no cuenta nada, lo miras una vez, otra vez y otra y las distancias son eternas.

Es en ese momento, justo entonces, cuando le digo a Javi ¿que te parece si paramos a tomar unos mates?. Me bajo de la bici, dejo mi cabeza colgando del manubrio y tomo unos ricos mates en medio de algún paisaje nuevo que recién ahora comienzo a descubrir.

Pasado un rato salimos nuevamente a pedalear, ubico mi cabeza donde biologicamente le corresponde, pero ya mas liviana y dispuesta a colaborar con esta ciclista novata que intenta dejar algunos miedos y prejuicios culturales atrás, para salir a curiosear un rato en bici esta bonita Argentina que por ahora toca en Tierra del Fuego.

Hablábamos de los primeros días y la difícil y hasta disfrutable adaptación, en una provincia que no nos hizo para nada sencilla la tarea. Podría resumir en tan solo tres palabras nuestros días en Tierra del Fuego y ellas serian: Lluvia, Viento y Frío

Con los impermeables encarnados al cuerpo y el viento desmoralizante siempre presente, transcurrimos poco a poco los kilómetros que nos separaban del Estrecho de Magallanes.
En Rio Grande estuvimos tres días saliendo a la ruta con un viento imposible que nos hacia pegar la vuelta después de ingenuos intentos por pedalear que terminaban frustrados en la banquina. Ya al borde de la incomprensión patagonica, con gente que se te reía a carcajadas cuando repetías una y otra vez la misma pregunta… ¿ para el viento en algún momento?. Cuando ya creíamos que salir de Rio Grande pedaleando era una utopía. Un día despertamos muy temprano y nos miramos perplejos, el viento había calmado. Nos alejamos de la ciudad pedaleando rápido y entendiendo por primera vez una de las principales lecciones del viaje. Paciencia, que la pacha en algún momento te hace un guiño y te deja seguir.

Hoy en día cuando nos preguntan sobre las dificultades, el desgaste físico y el entrenamiento, nuestra respuesta es siempre la misma. Si tenes tiempo, lo demás no importa. Somos dueños del tiempo, sin tiempo. Nunca sabemos bien que día es ni que hora. Nos despertamos cuando el Sol comienza a calentar y cenamos antes de que oscurezca. Si estamos cansados paramos, si llueve mucho esperamos a que se detenga. Los días aveces son largos infinitos y otras pasan rápido e imperceptibles.

Una tarde camino a Onaissin, luego de un día de tormenta y ripio, con la ropa empapada de agua y barro, la lluvia calmo y el cielo comenzó a llenarse de colores, la hora mágica llegaba y todo a mi alrededor se tiño de luces. Me acuerdo que sonreí, respire profundo y pensé que tal vez la libertad se trataba un poco de eso, estar donde queres estar, haciendo lo que queres hacer, siendo dueña del tiempo sin tiempo. Pero quizás trate también de mucho mas y aun queda un largo camino para averiguarlo.